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Trenes, el desmantelamiento de un servicio escencial

Por Dip.Provincial Aldo Luis Mensi

         El estado de abandono y falta de funcionalidad de la red ferroviaria en el territorio Argentino y particularmente de la Provincia de Buenos Aires es claro y evidente.

         El bicentenario de la Revolución de Mayo significó en la comunidad la necesidad de revisar actitudes y hechos históricos que se hicieron mal, que fueron negativos y que frenaron el crecimiento nacional.

No dudo que una de las cuestiones a rever, a revisar, a replantear, en síntesis, a rescatar, es el sistema ferroviario, tal como lo dijimos el año pasado mediante proyectos presentados en el Congreso Provincial.

         No existe razón alguna que justifique que la red ferroviaria no pueda ser utilizada con el alcance para el cual fue creada. En los últimos 50 años ha sufrido un gran retroceso y ha perdido protagonismo en el mercado del transporte de pasajeros y cargas.

Los primeros ferrocarriles se hicieron con el esfuerzo nacional, pero los gobiernos liberales hicieron una vergonzosa entrega a sociedades inglesas, cediendo tierras y garantizando tarifas y utilidades en base a los balances de las empresas cesionarias, cuyos gerentes o asesores muchas veces eran además funcionarios del gobierno.

         A pesar de eso en 1.900 la cifra había ascendido a 16.500 kilómetros de vías, cantidad que se duplicó en 1.915 cuando la Argentina, con 33 mil kilómetros, se colocaba entre los diez países con mayor kilometraje de vías férreas en todo el país, aunque su distribución fortaleció el dominio porteño sobre el resto de las provincias

         Se impulsó el crecimiento agropecuario y sus exportaciones y tuvo como contrapartida el estancamiento de la Argentina industrial. Fueron años en los que el País exportaba materia prima al viejo continente y la cambiaba por productos manufacturados, elaborados con esa misma materia prima. Esta situación fue denunciada por sectores políticos con sustento popular como Lisandro de la Torre o el propio Hipólito Irigoyen.

         En 1947 de los 42 mil kilómetros de vías existentes 29 mil habían sido construidas con capital privado y extranjero. Capitales británicos financiaban el crecimiento de la red ferroviaria al tiempo que condicionaban el desarrollo de la industria nacional.

         La nacionalización de los ferrocarriles se transformó en esos tiempos en una causa que sirvió a un proceso cultural con eje en la revalorización de lo nacional. Por ello, muchos celebraron en la estación Retiro, la estatización, para otros muy discutida, el 1 de marzo de 1948.

         En 1992, cuarenta y cuatro años después de su nacionalización, los ferrocarriles volvieron a manos privadas. Antes de concretar aquel traspaso hubo despidos masivos para adaptarse a las exigencias de los nuevos concesionarios. Tan sólo en la línea del ramal Bartolomé Mitre había, en ese año, siete mil trabajadores. Cinco mil de ellos fueron obligados a retirarse “voluntariamente”. Fue un despiadado aporte a los crecientes índices de desocupación nacional .Circunstancia apoyada por los que hoy se dicen detractores del menemismo, quienes todavía tienen las manos rojas de aplaudir en forma alcahueta ,las distintas medidas, entre las que encontramos a la gran mayoría de las actuales autoridades provinciales y nacionales.

         A fines de los años 80 los ferrocarriles tenían un  número de empleados cercano a las 60 mil personas. Hoy no se llega a los 15 mil. Esos 45 mil puestos de trabajo desaparecidos no fueron el único costo social que el país pagó en aquel traspaso. El Gobierno nacional emplazó a las provincias, y les puso fecha, 10 de marzo de 1993, para que se hagan cargo de los servicios de carga y pasajeros. Desde aquel día se cerraron varios ramales y cientos de pequeños poblados repartidos en toda la geografía nacional se quedaron sin su medio de comunicación y  transporte más esencial e importante.

         En un trabajo titulado “La Argentina que desaparece” la socióloga Marcela Benitez resalta que en la actualidad existen 430 poblaciones, con menos de dos mil habitantes, que se encuentran en vías de extinción. El principal motivo ha sido la falta del paso del tren. La Provincia de Buenos Aires ha sido una de las más afectadas por esta “desaparición” del tren. El vaciamiento comenzó en los años 90 pero continuó en forma acelerada pues las concesionarias posteriores no han hecho inversión alguna, a pesar de recibir cuantiosos subsidios del Estado.

         Los operadores ferroviarios recibieron, solamente en el año l998, cerca de 318 millones de pesos en subsidios. Se calcula que a la fecha los concesionarios han cobrado más de dos mil  doscientos millones de dólares en subsidios. Con ese dinero se podría haber construido el “Transpatagónico”, ramal que lleva una postergación de 100 años y que resulta clave para el desarrollo de las economías del sur de nuestro país.

         Los ferrocarriles para un país con la extensión territorial de la Argentina son un medio de comunicación estratégico, clave para el desarrollo de las economías regionales, y también un medio de transporte de pasajeros mas económico. Las Empresas en manos del estado no se miden solamente por su resultado económico, sino por su trascendencia social.

         La privatización de las redes ferroviarias en la Argentina, con las características que se realizó, no tiene demasiados antecedentes mundiales. Lejos de pensar en tener formaciones de alta velocidad, los habitantes de la Provincia de Buenos Aires solo esperan que vuelvan a funcionar  permitiendo el renacimiento de los pueblos  del interior y la posibilidad de contar con un transporte más económico y seguro de personas y productos        

         Dos proyectos presentados el año pasado en la legislatura tenían por destino que se nos informara el detalle de los subsidios a nivel transporte provincial, montos y beneficiarios. Si los montos  eran fijos o guardaban proporción a la cantidad de personas transportadas.  El objetivo era saber qué se hacía con ese dinero. En el segundo, con varias hojas de estudios y fundamentos le pedíamos al gobernador inversión o gestión ante la Nación para lograrla.  No respondió ni con palabras ni con hechos, lo que nos lleva a pensar que está distraído o mal asesorado. De las dos cosas es responsable.

           Varios municipios de nuestra provincia son cruzados por el ferrocarril, y muy cerca de la Capital, la falta de barreras, paso a niveles inadecuados, insuficiencia de empleados necesarios, y un sin número de falencias visten de luto nuestra sociedad muy seguido.

         Cuando vuelva a haber “jabones” en cantidad suficiente ,ya que lavándose las manos los han gastado a todos,  queremos ver a nuestras autoridades buscando responsables, pero sobre todo HACIENDO.

       Espero, que las indagatorias no sean tan “rápidas”, como en el caso de un gobernador recientemente asesinado ,ya que si la muerte de una persona le causa a un imputado un estres tan grande que no puede declarar por mucho tiempo , la muerte de 51 podrían generar consecuencias mayores en el mismo sentido .

              Nuestro país llegó a tener la red ferroviaria MEJOR de Sudamérica, y una de las más extensas del planeta. Ahora, entre el desguace del menemismo y la tarea del kirchnerismo, hay sólo una diferencia: un montón de dinero entregado como subsidio con una ausencia del Estado en la inversión de los fondos. ¿Podemos esperar algo de un gobierno a cuyo  anterior Secretario de Transporte, Ricardo Jaime, los dueños de TBA abonaban viajes de placer?

         De aquellos ferrocarriles que abrieron el camino para que miles de pueblos nacieran y que crearon conciencia nacional a éstos que solamente se mantienen para cobrar subsidios, hay un abismo que se debe eliminar.

         Que el “humor” que ha acompañado  los festejos del bicentenario movilice a quienes tienen la responsabilidad de hacerlo, y se logre comenzar a rescatar la red ferroviaria de la Provincia de Buenos Aires y de todo el País.

          A usted, Señora Presidente, amante como pocos del uso de la cadena oficial, esta vez el pueblo esperaba alguna palabra suya ante tan luctuosa tragedia, pero su ausencia fue el único hecho ,con que nos transmitió su preocupación.

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